Era domingo y a mi me tocaba trabajar.
Eran las 7 de la mañana y a esas horas , no encontré por la zona ningún bar abierto, para tomarme un café que me espabilase.
Excepto el bar que esta enfrente del hospital.
Es un bar distinto, tan temprano y ya lleno de gente.
Y no precisamente de aquellos trasnochadores, que viven la noche de local en local.
Cuantas historias en tan poco espacio.
Se veían las caras de los que llevaban toda la noche con sus enfermos. que bajan cuando ha llegado alguien, un amigo, un familiar,y les ha dicho eso de :
- Anda baja a tomarte un café, que te de un poco el aire ,que yo me quedo.
.No sin ante la promesa.
- Tranquilo que si pasa algo , te avisamos.
Café rapido ,porque hay que seguir cuidando, dando amor ,aunque ya no se este solo..
También las duras miradas , esperando noticias, en los duros asientos de urgencias.
En ese momento , ese bar , se convierte en un punto de informacion particular , improvisado
-Se sabe algo
-No, todavía nada.
Y , porque no , los que entran felices porque solo ha sido un susto.
Estos lo beben deprisa huyendo del lugar, sin olvidar ,que algún día , quizás, se tengan que tomar algunos mas.
Luego estamos la gente, que como yo, también ha estado , en el bar que esta enfrente del hospital.
Y no solo porque fuera el único bar que estaba abierto
1 comentario:
Simple. Real y con un tinte de gran observador
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